El impacto de la inteligencia artificial (IA) en la industria cinematográfica está en el centro de un intenso debate. En este contexto, el reconocido director Zack Snyder, conocido por su visión visual única en películas como 300 y Justice League, reflexiona sobre cómo esta tecnología podría transformar el arte de contar historias en pantalla. Aunque reconoce los desafíos éticos y creativos, Snyder ve un gran potencial en la IA como herramienta para innovar la narrativa cinematográfica.

Snyder enfatiza que, para los creativos en Hollywood, comprender la IA no es opcional. Es una necesidad. Según él, esta tecnología podría ser tan disruptiva como los efectos visuales digitales lo fueron en su momento. Sin embargo, en lugar de adoptar una postura exclusivamente optimista o escéptica, el director plantea una perspectiva pragmática: los cineastas deben educarse sobre lo que la IA puede y no puede hacer para integrarla de manera efectiva en sus procesos.
Un aspecto fascinante que menciona Snyder es la capacidad de la IA para manejar escenarios que, tradicionalmente, requerirían grandes inversiones de tiempo y dinero. Por ejemplo, filmar una escena en un entorno extremo, como una casa en llamas o un paisaje submarino, podría realizarse con mayor facilidad gracias a esta tecnología. Para Snyder, este tipo de avances no solo democratizan los recursos, sino que abren la puerta a nuevos niveles de creatividad, permitiendo a los cineastas concentrarse más en el arte que en las limitaciones logísticas.
Aun así, el director subraya que la IA debe ser una herramienta, no un reemplazo. Las actuaciones humanas, dice, seguirán siendo el núcleo de cualquier producción cinematográfica. “Todo lo que no es un actor es simplemente contexto”, recalca. En este sentido, Snyder defiende la idea de que la tecnología puede enriquecer el proceso creativo sin desplazar el elemento humano que da vida a las historias.

Además, Snyder comparte una visión intrigante sobre cómo una IA avanzada podría, en teoría, captar y replicar la “esencia estética” de un cineasta. Este concepto, que implica una colaboración profunda entre el creador humano y la tecnología, podría revolucionar no solo cómo se hacen las películas, sino cómo se perciben. Sin embargo, Snyder insiste en que el toque personal del director debe seguir siendo el faro que guía la experiencia cinematográfica.
Por otro lado, el director también reflexiona sobre los cambios en el consumo de películas. Plataformas como Netflix han ampliado el alcance de sus obras, permitiendo que millones de personas vean sus producciones desde sus teléfonos, algo impensable hace apenas unas décadas. Para Snyder, esta transformación no representa una amenaza al cine tradicional, sino una evolución lógica del medio. Como creador, afirma estar preparado para adaptar sus historias a este nuevo formato, siempre que mantenga su integridad artística.
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