THE FACTS:

El panorama de la computación cuántica está experimentando un momento de inflexión marcado por contradicciones y cambios de postura entre los principales actores del sector. En enero de 2025, Jensen Huang, CEO de Nvidia, declaró que la computación cuántica podría estar “décadas lejos” de materializar su promesa económica. Sin embargo, en un giro sorprendente, Huang ha revertido completamente su posición, anunciando la creación del Centro de Investigación Cuántica Acelerada de Nvidia (NVAQC) en Boston, diseñado específicamente para superar los obstáculos que impiden el desarrollo práctico de esta tecnología.

Este cambio de postura por parte del líder de la empresa de chips más valiosa del mundo ha generado ondas en el mercado, afectando particularmente a D-Wave Quantum, una de las empresas pioneras en computación cuántica con sede en Palo Alto, California. A pesar de que D-Wave ha demostrado que existen empresas dispuestas a pagar por sus servicios de computación cuántica, sus acciones han experimentado presión a la baja tras el anuncio de Nvidia.

La computación cuántica representa un cambio fundamental respecto a la computación clásica. Mientras los ordenadores tradicionales utilizan bits que almacenan valores de 0 o 1, los ordenadores cuánticos emplean qubits que pueden mantener una combinación de ambos valores simultáneamente. Esta característica permite que dos qubits puedan almacenar cuatro valores, multiplicando exponencialmente la capacidad de procesamiento. Para funcionar, estos sistemas requieren condiciones extremas, utilizando metales exóticos enfriados a aproximadamente 460 grados bajo cero.

La idea de la computación cuántica fue propuesta inicialmente por el físico y premio Nobel Richard Feynman en 1959, quien vislumbró que cuando los componentes electrónicos se volvieran lo suficientemente pequeños, los efectos cuánticos podrían aprovecharse para construir computadoras más potentes. Sin embargo, no fue hasta 1998 cuando se construyó el primer ordenador cuántico de 2 qubits, desarrollado por científicos del Laboratorio Nacional de Los Álamos, el MIT y la Universidad de California-Berkeley.

Actualmente, la computación cuántica enfrenta formidables desafíos técnicos. Entre ellos destaca la decoherencia, un fenómeno que ocurre cuando las interacciones con el entorno interrumpen los frágiles estados cuánticos, inutilizando los cálculos. También existen barreras significativas para la escalabilidad, ya que los ordenadores cuánticos deben incorporar miles o millones de qubits para ser verdaderamente útiles, lo que genera una complejidad difícil de controlar.

Otro obstáculo importante es la alta tasa de errores. En diciembre de 2024, Google anunció que su computadora cuántica, impulsada por un chip Willow, “necesitó menos de cinco minutos para realizar un cálculo matemático que uno de los superordenadores más potentes del mundo no podría completar en 10 septillones de años”. A pesar de este logro impresionante, el sistema de Google no resuelve problemas prácticos en campos como la medicina y sigue cometiendo demasiados errores para ser verdaderamente útil.

La carrera por la supremacía cuántica se ha intensificado con gigantes tecnológicos como Microsoft, Intel e IBM compitiendo con programas gubernamentales chinos, que afirman estar invirtiendo “más de 15.200 millones de dólares en investigación cuántica”. La entrada de Nvidia en este campo añade un competidor formidable con recursos prácticamente ilimitados.

En este contexto competitivo, D-Wave ha realizado una afirmación audaz que ha generado controversia en la comunidad científica. La empresa declaró haber logrado la “supremacía cuántica”, es decir, que su ordenador cuántico superó a los ordenadores clásicos en un problema del mundo real. Según D-Wave, su sistema completó simulaciones de materiales magnéticos “en menos de 20 minutos con un ordenador cuántico, una tarea que habría llevado casi un millón de años en un superordenador líder del Laboratorio Nacional de Oak Ridge”.

Sin embargo, esta afirmación ha sido cuestionada por académicos. Dries Sels y sus colegas de la Universidad de Nueva York realizaron cálculos similares en un portátil común utilizando redes tensoriales, que reducen la cantidad de datos y, por tanto, la energía necesaria para realizar simulaciones. Miles Stoudenmire, investigador científico del Centro de Física Cuántica Computacional del Instituto Flatiron, también argumentó que los ordenadores clásicos pueden lograr resultados comparables, afirmando: “Solo estamos diciendo: ‘Mira, este problema en particular en este momento no superó a los ordenadores clásicos. Inténtalo de nuevo'”.

Los resultados financieros de D-Wave muestran un panorama mixto. Aunque los ingresos de la empresa en 2024 fueron de 8,8 millones de dólares, “esencialmente planos” según un comunicado de la compañía, su pérdida neta de 146 millones de dólares fue casi un 50% mayor que en 2023. Por otro lado, D-Wave aumentó su cartera de clientes y reservas el año pasado, añadiendo dos clientes para llegar a 135 en 2024, mientras que las reservas aumentaron un 128% hasta 23,9 millones de dólares.

Para el primer trimestre fiscal de 2025, D-Wave pronostica ingresos superiores a 10 millones de dólares, incluyendo los ingresos reconocidos por la venta de un ordenador cuántico de recocido Advantage. Sin embargo, esta venta es “no recurrente”, lo que sugiere que podría haber menos sustancia de lo que parece a primera vista.

A pesar de contar con 300 millones de dólares en efectivo, la falta de crecimiento de D-Wave sugiere que los inversores podrían necesitar esperar a que el CEO Alan Baratz desarrolle un nuevo vector de crecimiento para impulsar las acciones de la empresa. Según TipRanks, que comparó el precio actual de las acciones de D-Wave de 8,46 dólares con 9,63 dólares (el precio promedio a 12 meses de cinco analistas de Wall Street), las acciones de D-Wave están sobrevaloradas aproximadamente un 12%.

Suscríbete a la exclusiva comunidad Chain y recibe directamente la versión completa así como novedades reservadas solo para ustedes.

LA PARADOJA CUÁNTICA: NVIDIA CAMBIA DE POSTURA