Marco Calvache Sánchez es un comunicador disruptivo y multidimensional que ha dedicado más de 20 años a investigar el comportamiento del consumidor y a innovar en marketing emocional. Creador de Marketing Snacks, un proyecto que transforma conceptos complejos en cómics llenos de humor, crítica y enseñanzas. Además, su carrera como speaker en 12 países, docente y autor de libros como El Efecto Pop Corn y Snacklogía, refleja su apuesta por unir el arte y la estrategia en una propuesta única para la comunidad latinoamericana.
Recientemente, participó en WTALKS dentro del WEBCONGRESS, donde compartió una
charla sobre la evolución del contenido: de lo funcional a lo emocional y filosófico, siempre con
el sello distintivo de sus #MarketingSnacks. Como reconocimiento a su impacto, fue incluido
en el 4.o lugar del Top 200 de creadores de contenido en LinkedIn en el área de branding y
posicionamiento en #Ecuador.
CHAIN: Marco, tu trayectoria fusiona marketing, arte y educación. ¿Cómo surgió la idea de Marketing Snacks y qué impacto has observado en la forma en que las personas aprenden sobre marketing a través de este recurso tan visual y humorístico?
R: Marketing Snacks nació a finales de 2012, se consolidó como idea en 2013 y finalmente vio la luz en 2018.
El origen fue tan inesperado como gracioso: todo empezó cuando mi esposa no leyó mi libro anterior. Cuando le pedí que lo leyera y me pidió un mes más… tampoco lo hizo. En lugar de frustrarme, me hice una mejor pregunta: ¿cómo hago para que me lea?
Ahí entendí que el problema no era ella, sino el formato. Y fue entonces cuando recordé mi amor por el cómic, ese lugar mágico donde todo es posible, sin absurdos ni límites. Decidí volcar mis enseñanzas de marketing y negocios en viñetas, creando personajes basados en arquetipos de personalidad y en mis principales influencias.
Mis hijos fueron claves en este proceso. Me puse un filtro claro: si ellos no lo entienden o no les interesa, el producto no está listo. Y funcionó: hoy me leen mi esposa, mis hijos… y personas en más de 15 países.
Con Marketing Snacks he dado charlas sobre creatividad, storytelling conectivo y el poder del humor. Porque el humor no solo entretiene, también emociona: nos conecta, nos hace recordar, nos hace compartir.
Por eso los llamé Snacks: pequeños bocados de información lúdica, rápida, divertida y efectiva.

CHAIN: – Has capacitado a más de 200 empresas y organizaciones en temas de investigación y comportamiento del consumidor. ¿Qué diferencias percibes en la manera en que las compañías de LATAM abordan el marketing emocional, en comparación con otros mercados globales?
R: Han pasado más de 20 años y he notado una constante preocupante: muchas empresas siguen ancladas en un marketing de momento, no en un marketing de realidad. Hacen estrategias y planes sin un propósito claro, enfocándose en cumplir con el presupuesto del trimestre, pero sin conectar con su verdadera razón de ser. En otras palabras, se han quedado en lo funcional.
Pero el cliente de hoy no es funcional. Es emocional, cambiante, muchas veces miente (porque así navega el consumo), y es infiel… porque cambiar de marca le cuesta muy poco. Eso sí: siempre sabe lo que no quiere.
Con este panorama, simplemente cumplir, tener calidad o funcionar ya no basta. Necesitamos marcas y productos que conecten a un nivel más profundo:
- Emocionalmente: ¿Qué rol juegan en la vida de tu cliente? ¿Qué efecto o significado tienen para él?
- Filosóficamente: ¿Cómo se alinean con sus valores, creencias, cultura e intereses?
Hoy el marketing no puede limitarse a ser eficiente o memorable. Debe tener un rol claro en la vida del cliente y una filosofía que lo inspire. Un marketing que no solo busque que te compren, te recuerden o hablen de ti, sino que apunte a algo más poderoso:
Que te crean.

CHAIN: El panorama tecnológico evoluciona constantemente. Desde tu perspectiva como educador y consultor, ¿cómo evalúas la adopción de nuevas tecnologías en el ecosistema creativo latinoamericano comparado con otras regiones? ¿Qué oportunidades únicas ves para los creadores latinos?
R: Hace algunos años acuñé una frase que cobra cada vez más sentido:
“No podemos dejar de aprender y conectar. No podemos dejar de crear. No podemos darnos el lujo de no saber en qué época estamos y hacia dónde vamos.”
Y es exactamente eso. Las nuevas tecnologías nos desafían a romper moldes, cuestionar paradigmas y replantear la forma en la que resolvemos problemas. La verdadera oportunidad no está solo en usarlas, sino en integrarlas a nuestro proceso creativo, a la manera en que proyectamos ideas, solucionamos retos y nos comunicamos con el mundo.
Hoy, el tiempo, la accesibilidad y la disponibilidad son las nuevas reinas del juego. Aquellos creadores que no aprovechen esta era para potenciar sus talentos, adquirir nuevas habilidades y fusionar disciplinas para generar soluciones y productos innovadores, se quedarán atrás. Y no será una diferencia invisible: la brecha será evidente y difícil de ignorar.
El cliente actual es más curioso, espontáneo, informado y le encanta descubrir y verificar. Según el informe de McKinsey & Company (2023), los consumidores digitales modernos valoran cada vez más la autenticidad, la inmediatez y la capacidad de adaptación de las marcas, y muestran una clara preferencia por aquellas que integran innovación constante en su propuesta de valor (The State of Consumer Tech, McKinsey, 2023).
En este contexto, la creatividad ya no es una opción… es un deber.
CHAIN: Desde tu punto de vista, ¿cómo puede la IA complementar el marketing y el proceso creativo sin eliminar ese toque humano y artístico que tanto valoras?
R: Estoy convencido de que la inteligencia artificial potencia, no reemplaza. Si te libera de tareas repetitivas y te permite ser más productivo con tu tiempo, el verdadero reto está en enfocarte en diseñar lo que realmente importa: lo emocional y lo filosófico, pero ahora con más profundidad y potencia.
En segundo lugar, la IA es una aliada estratégica del insight. Es una herramienta poderosísima que, si no se aprovecha, puede volverse una amenaza. Hoy no basta con crear para tu target, también debes pensar en los no clientes, en los no usuarios. Incluso si no te compran o no te leen, deben saber quién eres, qué haces y por qué existes. La IA, al procesar grandes volúmenes de datos, nos permite comprender mejor a las personas. Pero la verdadera magia está en nuestra cancha: somos nosotros quienes debemos traducir esos datos en historias con alma y sentido.
Porque nuestra responsabilidad no es solo vender. Es trascender.
Y por eso, finalmente, sostengo que el arte sigue siendo humano. La IA puede sugerir, simular o replicar, pero la intuición, el humor, la ironía, la sensibilidad… eso sigue siendo territorio humano.
Como dijo Yuval Noah Harari en 21 lecciones para el siglo XXI (2018):
“La inteligencia artificial puede superar a los humanos en muchas tareas, pero la conciencia humana sigue siendo un misterio que ninguna máquina ha descifrado.”
Un estudio de MIT Sloan Management Review y Boston Consulting Group (2023) respalda esta visión: las empresas que combinan la IA con creatividad humana tienen 2.5 veces más probabilidades de lograr un rendimiento superior en innovación

CHAIN: Como docente y speaker internacional, has formado parte de la transformación de la enseñanza en marketing. ¿Qué habilidades y enfoques crees que deben desarrollar las nuevas generaciones de creativos y mercadólogos para sobresalir en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología?
R: Uno de los enfoques clave es transitar del multitasking al slow multitasking: desarrollar oficios o habilidades paralelas que estimulen nuevas conexiones mentales y abran la mente a nuevos espectros creativos. En segundo lugar, es fundamental cultivar el pensamiento crítico-creativo y la adaptabilidad emocional. Si no diseñamos desde lo emocional, no lograremos destacar en un mundo saturado de estímulos funcionales. El verdadero salto no es ser diferente, sino ser original.
¿Y por qué es mejor ser original que simplemente diferente? Porque lo original es difícil de imitar. Intimida. Y cuando algo intimida, la competencia:
a) no puede,
b) no se atreve,
c) no sabe cómo hacerlo,
d) o se paraliza ante su potencia.
Debemos aspirar a ser creativamente intimidantes.
Y, finalmente, es crucial aprender de la tecnología con un propósito claro. No basta con saber usarla; hay que integrarla estratégicamente para amplificar ideas, conectar emocionalmente con audiencias y construir marcas con propósito y trascendencia, más allá del simple rendimiento o performance.
CHAIN: En tus libros “El Efecto Pop Corn” y “Snacklogía” abordas conceptos innovadores de marketing. ¿Podrías compartir las ideas centrales que desarrollas en estas obras y cómo se conectan con los desafíos tecnológicos actuales?
R: En “El Efecto Pop Corn” propongo una metáfora clara: vivimos en una economía POP, donde el consumidor —como frente a una caja de palomitas recién hechas— busca gratificación instantánea, emoción inmediata y soluciones rápidas, pero muchas veces efímeras. A través de historias y reflexiones, exploro cómo esta lógica de lo rápido y lo emocional condiciona la toma de decisiones en marketing, estrategia y negocios. En este entorno, el mayor reto no es solo captar la atención, sino sostenerla con sentido y trascendencia, algo que sigue siendo profundamente humano.
Por otro lado, “Snacklogía” recoge cuatro años de microreflexiones visuales sobre marketing, liderazgo y creatividad en formato de cómic: ideas que se consumen como snacks, pero invitan a una digestión estratégica profunda. En ambos libros subrayo una verdad esencial: el cliente es emocional, curioso, impaciente e infiel. Y en una era tecnológica, esa realidad se amplifica.
Con los avances de la IA y la automatización, los desafíos actuales ya no están en generar más datos o más contenido, sino en interpretar y transformar esos datos en narrativas con alma, en experiencias que conecten emocional y filosóficamente con audiencias hiperestimuladas. Como dijo Seth Godin: “El marketing ya no se trata de los productos que vendes, sino de las historias que cuentas”. La tecnología es una aliada, pero el alma del marketing sigue siendo humana.
Estudios recientes como el de McKinsey & Company (2023) sobre la economía de la atención, demuestran que las marcas que logran integrar insights emocionales con propuestas tecnológicas personalizadas, aumentan su impacto en más del 40%. Eso confirma mi convicción: la IA no reemplaza, potencia nuestra capacidad creativa cuando la usamos con propósito.
CHAIN: Marco, consideramos que tu perspectiva como Director de la Escuela de Negocios y Sostenibilidad en ISMAC es fundamental para que nos cuentes, ¿Cómo están abordando desde la institución el tema educativo en torno a las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, y cuál es su postura frente al uso de estas herramientas en los procesos de aprendizaje y formación de los estudiantes? Nos encantaría conocer tu visión y experiencia en este ámbito.
R: En ISMAC, llevamos 25 años comprometidos con la educación transformadora. Nuestro propósito va más allá de ser una institución educativa; somos una plataforma de cambio de vidas. Esta filosofía se refleja en nuestra mascota, el camaleón: símbolo de adaptación, resiliencia y originalidad. Nuestro lema, “Primero buenos, luego grandes”, nos impulsa a mantenernos actualizados, curiosos y siempre relevantes en un mundo en constante cambio.
Hemos integrado tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) en nuestros procesos, desarrollando sistemas propios junto a nuestros estudiantes. Esta colaboración nos permite crear contenidos, metodologías y herramientas creativas personalizadas, adaptadas a las habilidades de nuestros docentes y a las necesidades de nuestros alumnos. Según un informe de Ellucian (2024), el 60% de los educadores han adoptado la IA en sus aulas, destacando su potencial para mejorar la eficiencia y la personalización del aprendizaje.
Reconocemos que muchos estudiantes ya tienen acceso a conocimientos por su cuenta. Por ello, nuestro enfoque se centra en trascender: enseñarles a resolver problemas de manera creativa, para que sean más atractivos profesional y personalmente. Fomentamos el desarrollo de su valor personal, alineando sus valores y creencias con los de ISMAC, y su valor comercial, potenciando sus contactos, relaciones y conocimientos.
Creemos firmemente que terminamos pareciéndonos a las personas con las que nos rodeamos. Con el apoyo de la tecnología, estamos integrando estos elementos para cambiar la vida de nuestra comunidad y trascender. Y qué mejor herramienta que la creatividad que intimida, el conocimiento, los contactos y la tecnología.

CHAIN: Finalmente, siendo también músico y aficionado a la obra de Stephen King, ¿cómo influyen estas pasiones en tu proceso creativo y en la manera en que abordas tanto la escritura como la comunicación para transformar el mundo del marketing?
R: Soy baterista y guitarrista, y eso me ha permitido explorar no solo los diversos lenguajes de la música, sino también sumergirme en el arte, la historia y la literatura. Todo esto lo traduzco en guiños y easter eggs que aparecen en muchos de mis cómics de MarketingSnacks, donde conecto el marketing con referentes culturales y creativos. Me fascina la narrativa de Stephen King, cuya influencia inspiró a uno de mis personajes: Kin, un perrito con alma de narrador. El otro personaje principal, Rez, es un homenaje directo a Trent Reznor, una de mis grandes influencias, líder de Nine Inch Nails y maestro en crear atmósferas sonoras intensas y conceptuales.
Tengo cuatro proyectos musicales activos:
- Ciudad Surround, donde soy baterista.
- Casiopea, donde toco guitarra y hago segunda voz.
- Los Moscos, mi proyecto más visceral, donde comparto banda con mi hijo de 16 años, Leo; yo en la guitarra y él en la batería. Hacemos punk, metal y rock alternativo.
- Silent Visitors, también con Leo, donde ambos tocamos guitarra y exploramos sonidos folk, doom y ambientes más introspectivos.
El arte me permite ser creativo desde múltiples dimensiones. Entender cómo otros artistas crean me ayuda a retarme a mí mismo, no solo para componer música con lógica y emoción, sino también para diseñar experiencias narrativas coherentes en mis charlas, libros y cómics.
Como dice Rick Rubin, una gran influencia para mí:
“El arte no es algo que haces. Es un lugar al que vas.”
Y esa es la clave: ir a ese lugar, constantemente, para construir algo que no solo se entienda, sino que se sienta.